La iniciación y operación de las empresas suelen ser caras, y muchos negocios necesitan de inversionistas con el fin de hacer exitosos el negocio. Una forma en que los dueños de negocios pueden obtener fondos para su negocio es a través del financiamiento de capital. El financiamiento de capital permite a las personas (o empresas de terceros) invertir en el negocio a cambio de una participación en dicha sociedad. Se puede dar a los inversionistas acciones comunes o acciones preferentes en la empresa y, dependiendo de la cantidad de dinero que inviertan, se les puede dar un puesto en el consejo de administración o en el de otro organismo de toma de decisiones.
Una empresa que apenas empieza operaciones típicamente se fondea con amigos y familiares (F&F por sus siglas en inglés), así como con ángeles inversionistas, quienes proveen capital semilla a cambio de una participación accionaria. A medida que la empresa crece y mejora su rentabilidad, puede acceder otro tipo de financiamiento.
En una etapa inicial, las empresas y compañías relativamente pequeñas pero con potencial de alto crecimiento pueden ser candidatos a recibir inversiones de fondos de capital de riesgo (venture capital) o Fondos de Capital Privado, los cuales además de aportar capital contribuyen su experiencia y red de contactos.
Posteriormente, una vez que las empresas maduran y tienen un historial relativamente prolongado de rentabilidad, pueden acceder al fondeo bancario y a los fondos de capital privado, los cuales se especializan en crecer, rentabilizar e institucionalizar a las empresas en las que invierten con el objetivo de posteriormente venderlos a un competidor estratégico o colocarlos en las bolsas de valores.
Finalmente, cuando las compañías alcanzan un tamaño relevante, con buen gobierno corporativo, favorables perspectivas de crecimiento y sana rentabilidad, es posible acceder a los mercados públicos, ya sea a través de la emisión de deuda o acciones.
Si bien el ciclo de financiamiento para una empresa u organización es bastante claro, la mayoría de las compañías no logran completar este ciclo, ya sea porque quedan estancadas o porque desaparecen en etapas intermedias. Por otro lado, las fuentes de financiamiento que utilizan las empresas han cambiado en las últimas décadas a medida que los mercados financieros nacionales se han sofisticado.
A pesar de la gran cantidad de retos que enfrentan los empresarios mexicanos, México tiene una cultura emprendedora. Lamentablemente, debido en gran medida a la escasez de financiamiento, con frecuencia esta cultura emprendedora se canaliza a proyectos de bajo valor agregado (economía informal). Por lo tanto, es doblemente importante continuar acrecentando y fortaleciendo las fuentes de financiamiento del país, ya que de lo contrario México quedaría estancado en etapas intermedias de desarrollo económico.
Para esto La Red Mexicana de Inversiones www.angelesinversionistas.com.